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- Todos lo han hecho. En algún momento en la vida todos nosotros hemos hecho
ese pacto. Por eso hay un ángel con una espada de fuego en la puerta del paraíso. Para
dejar entrar solamente a los que rompen ese pacto.
Si. Ella tiene razón pensaba Chris -. Todos lo han hecho .
- ¿Me encuentras bonita? pregunto Vahalla, cambiando de nuevo el tono de
voz.
- Eres una mujer hermosa . respondió Paulo.
- Un día. Cuando era una adolescente, vía mi mejor amiga llorando. Salíamos
juntas siempre, sentíamos un inmenso amor una por la otra, y le pregunte que pasaba.
Después de mucho insistir, acabo contándome que su novia estaba enamorado de mi.
Yo no lo sabia, pero aquel día hice una promesa. Sin comprender muy bien por que,
comencé a engordar, a descuidar mi cuerpo, a ponerme fea. Por que, inconscientemente,
creía que mi belleza era una maldición: hizo sufrir a mi mejor amiga.
En poco tiempo, pase a destruir también el sentido de mi vida, por que ya no
era feliz. Hasta que llego un momento en que todo a mi alrededor se volvió
insoportable; pese en morir.
Vahalla rió.
- Como ves, he roto la promesa.
- Es verdad dijo Paulo.
- Si, es verdad - dijo Chris -. Eres hermosa.
- Estamos en el vientre de una montaña continuo la Valkiria -. Allá afuera
brilla el sol y aquí todo es oscuro. Pero la temperatura es agradable, podemos dormir, no
tenemos que preocuparnos de nada. Esta es la oscuridad del pacto.
Ella llevo la mano a la cremallera de su cazadora de cuero.
- Rompe el pacto dijo -. Por la gloria de Dios. Por el amor. Y por la victoria.
Comenzó a bajar la cremallera lentamente. No llevaba nada debajo. Los senos
aparecieron.
Y la luz de la linterna hacia brillar, entre ellos, una medalla de oro.
- Cogela dijo.
Paulo toco la medalla. El arcángel Miguel.
- Sácala de mi cuello.
El retiro la medalla y la mantuvo entre sus manos.
- Agarrad entre los dos, la medalla.
- ¡No necesito ver a mi ángel! Era la primera vez que Chris hablaba desde que
habían entrado en la mina -. ¡No lo necesito, me basta con hablar con el!.
- Ya he comenzado esa conversación continuo Chris -. Se que puedo y eso
basta.
Paulo no la creyó. Pero Vahalla sabia que era verdad; lo había leído en sus ojos,
cuando estaban afuera. También sabia que su ángel quería que estuviese allí, junto a su
marido.
Aun así, tuvo que probar su coraje. Era la regla de la Tradición.
- Esta bien dijo la Valkiria.
Con un rápido movimiento, apago la linterna. Y la oscuridad fue total.
- Pon la cadena en tu cuello le dijo a Paulo -. Y la medalla con las manos
juntas en oración.
Paulo hizo lo que ella le mandaba. Tenia miedo de una oscuridad tan intensa; le
recordaba cosas que no quería recordar.
Noto que Vahallase acercaba por detrás. Sus manos tocaron la cabeza de Paulo.
La oscuridad parecía soledad. Nada, no entraba ni una pizca de luz alli dentro.
Vahalla comenzó a rezar una oración en una lengua extraña. Primero el intento
identificar lo que ella decía. Después, a medida que los dedos de ella pasaban por su
cabeza. Paulo sentía que la medalla se calentaba. Se concentro en el calor de sus manos.
La oscuridad se transformaba. Varias escenas de su vida comenzaron a pasar por
delante suyo. Luz y sombras, luz y sombras y de repente estaba de nuevo en la
oscuridad.
- No quiero acordarme de eso... le pidió a la Valkiria.
- Recuerda. Sea lo que sea, procura recordar cada minuto.
La oscuridad le mostraba terrores. Terrores ocurridos catorce años.
Había una nota encima de la mesa del café. Te amo, volveré pronto Debajo,
ella había puesto la fecha completa: 25 de mayo de 1974 .
Gracioso. Poner la fecha en una nota de amor.
Se había despertado un poco atontado, todavía sorprendido con el sueño. En el,
el director de la discográfica le ofreció un empleo. No necesitaba empleo: el director
de la discográfica, el si que actuaba como su empleado, suyo y de su socio. Los discos
estaban en los primeros lugares de las listas, vendías miles de copias, y de todos los
rincones del Brasil llegaban cartas. La gente queria saber que era la Sociedad
Alternativa.
Basta con prestar atención a la letra de una canción , pensó. No era una
canción, era una manta de ritual mágico, con las palabras de la Bestia del Apocalipsis
leídas al revés, en tono bajo. El que cantase aquella canción estaría invocando las
fuerzas de las Tinieblas. Y todos la cantaban.
El y su socio ya lo habían preparado todo. El dinero ganado con los derechos
del autor se destinaría a la compra de un terreno instalado cerca de río de Janeiro.
Allí, sin que el gobierno militar los supiese, recrearían lo que, casi cien años antes, la
Bestia intento en Cefalu, en Sicilia. Pero la Bestia había sido expulsada por las
autoridades italianas. Se había equivocado en muchos puntos, no había conseguido un
numero de discípulo suficiente, no sabia como ganar dinero. Les había dicho a todos
que su numero era el 666, que venia a crear un mundo en el que los fuertes serian
servidos por los débiles, y en el que la única ley seria hacer todo lo que uno quisiese.
Pero no supo difundir bien sus ideas, poca gente había tomado sus palabras en serio.
El y su socio, Raul Seixas, bueno ¡era completamente diferente! Raul cantaba,
todo el país lo oía. Eran jóvenes y habían ganado dinero. Si, era verdad que Brasil
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